El prestamista del litigio asume el riesgo financiero del litigio para el cliente. En los procedimientos se incurre en gastos legales, honorarios judiciales y posiblemente gastos de testigos y peritos expertos. La parte que pierda el litigio también debe asumir las costas procesales del mismo. El prestamista asume el riesgo financiero de perder el litigio. A cambio, recibe una contraprestación en el caso de que su cliente gane el proceso. Hay varios proveedores de financiación de litigios. Por un lado, son compañías de seguros que ofrecen protección legal. Ofrecen sus servicios fuera del negocio de los seguros. Por otro lado, hay empresas especializadas en la financiación de litigios.

Para recibir una confirmación de la financiación del litigio, es necesario presentar una solicitud de financiación. Muchos financiadores de litigios tienen un valor mínimo para financiarlos. Esto significa que sólo se aceptan los casos que superan una cierta cantidad de dinero estipulada. La financiación de litigios también es posible sólo para la parte que solicita una determinada cantidad. La financiación del litigio no es posible por parte del demandado. Todos los documentos necesarios y la correspondencia con la otra parte se presentan con la solicitud.

La parte que financia el litigio examina entonces las posibilidades de éxito del caso. Si el prestamista del litigio resuelve que es probable que el asunto tenga éxito, asumirá la financiación del proceso. Se pagan primero los honorarios de su abogado y las costas del tribunal. Si se pierde el litigio, el litigante también paga al abogado de la otra parte.

Si se gana el proceso y se concede al cliente la cantidad solicitada y reclamada, se debe pagar una contraprestación económica al prestamista. La cantidad depende del porcentaje de la cantidad adjudicada y varía según el proveedor del proceso.